Alergia a los gatos: cómo tratarla
La alergia a los gatos es una afección cada vez más común, hasta el punto que hoy en día se calcula que entre un quince y un treinta por ciento de la población mundial la sufre. Si bien no se trata de una enfermedad grave y en ningún caso produce problemas para llevar una vida normal, las alergias a los animales pueden ser una verdadera molestia en las situaciones en que hay mascotas presentes. Aprender a detectar la alergia a los felinos, así como a prevenir o reducir sus efectos, es útil tanto para poder aplicarlo en tu propio caso como para informar y ayudar a conocidos que sufran de este mismo problema.
¿Tengo alergia a los felinos?
Las alergias a los animales son bastante fáciles de detectar. Son causadas debido a que tu cuerpo reacciona de manera negativa ante la saliva, el pelo o la caspa (más conocida como la piel muerta) de los animales. Es en contacto con alguno de estos elementos que el organismo de la persona alérgica se vuelve especialmente sensible y responde presentando algunos síntomas internos y externos.
Las consecuencias de la exposición a los felinos para las personas que son alérgicas a ellos son amplios y variados; igualmente, algunos son más graves que otros. Los síntomas más frecuentes tienden a ser también los menos graves, como por ejemplo el picor, hinchazón o enrojecimiento de las zonas que han estado en contacto con el animal, así como la sensación de tener los ojos rojos y llorosos. No es algo de lo que debas preocuparte y se pasará en algunas horas después de su aparición, pero es realmente molesto y puede derivar en síntomas más graves si no se da ningún tipo de prevención o tratamiento.
Síntomas más graves de la alergia a los gatos
El enrojecimiento de algunas zonas de la piel a veces sólo es eso; otras, sin embargo, viene acompañado de una irritante urticaria e incluso de amplias erupciones. Las erupciones son más frecuentes en el pecho y en la cara, siendo esta última la parte del cuerpo que más veces tocas sin darte apenas cuenta. Si tienes la piel de las manos irritada intenta evitar el contacto con cara y ojos, y es que estos segundos también son muy sensibles a la reacción alérgica causada por los gatos y otros animales.
Otros síntomas que pueden agravarse fácilmente son los que empiezan con la sensación de tener la nariz tapada o congestionada, así como sentir picazón en la nariz y la garganta e incluso llegar a estornudar. La molestia que estos síntomas (¡prácticamente propios de un simple resfriado!) ocasionan en un primer momento deriva con el tiempo en reacciones más serias, como son los ataques de asma y la denominada sibilancia o dificultad para respirar, que se expresa mediante un silbido extraño saliendo de los pulmones cada vez que inspiras.
Diagnóstico de la alergia a los gatos
La alergia a los gatos es hasta dos veces más habitual que en el caso de otros animales, por lo que hoy en día cualquier alergólogo tiene los conocimientos suficientes para hacerte un test de alergias y detectar la que tienes a los felinos. Dicho test no implica ningún tipo de dolor o peligro para tu organismo: simplemente consiste en someterte a varias muestras muy pequeñas de posibles alérgenos y ver si la zona en que ha sido aplicado dicho alérgeno (normalmente te ponen varias muestras en los brazos) reacciona de alguna manera. Si acudes a un médico pidiendo este tipo de prueba quizá puedas aprovechar para detectar otro tipo de alergias sobre las que tengas sospechas, ya sean relacionadas con otros animales o con la ingesta de algunos alimentos.
¿Corro algún peligro?
Como ya se ha dicho anteriormente, la alergia a este tipo de animales está considerada una afección menor. Aún y así existe la posibilidad de que haya complicaciones y de que los síntomas causados por la alergia se agraven con el paso del tiempo, por lo que siempre es buena idea saber en qué fase de la alergia te encuentras y estar atento ante el empeoramiento de las reacciones que te causa la exposición a los gatos.
Por lo general se establecen cuatro momentos o fases, entendiendo que cada una de ellas comporta unos síntomas más acusados y graves que los experimentados durante la fase anterior. El primero de estos momentos sería la conocida como fase 0, en la que la persona todavía no tiene alergia a los gatos pero sí la predisposición para ello. A continuación se sucede la fase 1, en la que empiezan a aparecer pequeñas señales de enrojecimiento en las partes más expuestas al animal. A esta le sigue la fase 2, en la que el cuerpo de la persona alérgica se ha vuelto más sensible y puede empezar a experimentar enrojecimiento y picor incluso ante el contacto de la caspa del felino que haya quedado en la ropa de otra persona o en el ambiente.
Una sencilla prueba de alergias puede determinar si tienes alergia a los gatos
Una sencilla prueba de alergias puede determinar si tienes alergia a los gatos
El peligro empieza a estar presente en la denominada fase 3, en la que la sensibilidad de la persona alérgica le hace desarrollar reacciones físicas incluso cuando el animal se encuentra muy lejos. En estos casos el sujeto puede experimentar enrojecimiento, picazón e incluso síntomas más graves como ataques de tos y de asma con solo estar en contacto con alguien que haya estado con un gato, incluso si la cercanía entre la otra persona y el animal se produjo meses atrás. Finalmente, la fase más peligrosa es la denominada fase 4: existe un riesgo muy alto de padecer asma crónica y de experimentar un shock anafiláctico ante cualquier muestra microscópica de la caspa de un felino.
La alergia a los gatos, por tanto, no siempre se mantiene estable y es susceptible de pasar por varias fases. Si bien en un primer momento puede parecer que sus síntomas carecen de peligro, es importante que estés atento al posible empeoramiento de las reacciones de tu organismo y que acudas al médico ante cualquier sospecha de que tu alergia podría estar yendo a peor.
¿Cómo trato y reduzco los efectos de mi alergia?
Lo primero que te dirá un médico si el test de la alergia a los gatos da positivo es que limites el contacto con estos animales y, si tienes uno, que te deshagas de él. Sin embargo a menudo resulta duro deshacernos de nuestra mascota o dejar de visitar a los amigos y familiares que tienen una, por lo que existen alternativas menos drásticas.
Normalmente la clase de remedios se dividen entre los que son puramente científicos y los que se consideran remedios naturales. Los primeros son los más efectivos pero también los más pesados, ya que necesitan ser utilizados de manera regular tanto sobre ti como sobre el animal. El remedio médico más habitual son las vacunas contra la alergia, que se le ponen a la persona alérgica al menos una vez al mes y que, si bien consiguen reducir las reacciones alérgicas, nunca suponen una cura definitiva a esta afección. La segunda opción está en aplicar algunos productos antialérgenos sobre los felinos, como algunas cremas o sprays ideados para ello.
Por lo que respecta a la medicina natural, esta es la misma que podrías utilizar para un resfriado u otras enfermedades menores: el vinagre o el eucalipto van muy bien en caso de congestión nasal y tos, mientras que el aloe vera es muy útil para aliviar el picor.
En definitiva, tener alergia a los gatos es una afección muy común y carente de peligro, siempre y cuando se esté atento al posible empeoramiento de los síntomas. Aunque no hay una cura definitiva, las vacunas y los remedios naturales pueden ayudarte a controlar los síntomas de la alergia para que no tengas que renunciar al placer de tratar con los gatos.
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Alergia a los gatos: cómo tratarla
Reviewed by CEP SM
on
15.11.14
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