El gato en el Islam

El profeta Mahoma amaba a todos los animales de la creación, pero como un buen árabe apreciaba particularmente a los camellos y a los caballos. Sin embargo, el Profeta tenía un animal preferido entre todos: el gato. Tuvo varios de ellos y los amaba entrañablemente, muy especialmente a su gata “Muezza”. En cierta ocasión la gatita se había quedado dormida sobre la manga de la túnica del Iluminado y como éste tenía que acudir a la oración, prefirió cortar sus vestiduras antes que perturbar el sueño de su favorita. Mahoma, el fundador del Islam, un bendecido por Dios mismo, el líder de los primeros musulmanes, no tuvo corazón para molestar a su mimada mascota y perturbar su plácido sueño. 
Se dice que era muy frecuente que el Mensajero de Aláh predicara tranquilamente ante sus seguidores, manteniendo a “Muezza” o a algún otro gato entre sus brazos. También se ha dicho que gracias a que Mahoma acariciaba a los gatos pasando su mano a lo largo de su espalda, les dio la capacidad de caer siempre de pie, pues con cada amorosa caricia, los mininos recibían la bendición del Profeta.

Mahoma amaba tanto a los gatos que dijo que eran animales “puros” y que por lo tanto podían entrar en el Paraíso. A pesar de sus muchas obligaciones, siempre encontraba un momento para brindarles su amor y sus caricias. A lo largo de los siglos, muchos árabes y muchos musulmanes han seguido su ejemplo y hasta el día de hoy, los gatos son muy considerados en el mundo islámico, siendo siempre bienvenidos en todos los hogares y en todas las mezquitas.
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El gato en el Islam El gato en el Islam Reviewed by CEP SM on 10.9.14 Rating: 5

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